Hoy he recibido un correo en el que alguien me preguntaba cómo había hecho tener todo el conocimiento que ofrezco en mi web. He aquí la respuesta larga.
Siempre me han gustado los videojuegos. Así que de pequeño le dije a mi padre que quería que me comprase la videoconsola Nintendo de 8 bits. En lugar de eso, mi padre me compró un ordenador que costaba como diez veces más. Un 386. Fue un acierto.
Sin embargo, durante mucho tiempo sólo usé el ordenador para jugar.
En aquella época, echar a andar un videojuego no era tan fácil cómo ahora y tenías que pelearte un poco con MS-DOS para gestionar la memoria. Así, que a temporadas pasaba más tiempo configurando el ordenador para jugar que jugándo. Varias veces mi padré tuvo que llevar el ordenador a arreglar los estropicios que yo hacía. Y así fuí aprendiendo.
La tecnología avanzaba a pasos agigantados y a mí era algo que me gustaba. Yo era una especie de usuario avanzado del ordenador. Estaba muy por debajo del nivel de un usuario profesional, pero en mi entorno era capaz de ayudar a mis amistades a solucionar sus problemas con la maldita caja tonta.
Me hubiera gustado estudiar informática. Pero no fue posible. No aprobé segundo de bachiller en junio y me fuí a la selectividad en septiembre. La carrera de informática acababa de llegar a Asturias y mucha gente quería hacerla, con lo cual había nota de corte (creo que era un 6.5) y yo ni siquiera me había sacado bachiller en junio.
Realmente, me costaba muchísimo estudiar. Me cuesta mantener la atención, y si la materia no me interesa, ya ni te cuento. En vez de ir a clase me quedaba en casa estudiando. Quizás hubiera sido mejor lograr prestar atención a lo que nos decían los profesores pero era taaaaaaan aburrido, que prefería leerlo en el libro.
Como no iba a clase por quedarme en casa estudiando fui apercibido por faltas de asistencia (en bachiller la asistencia es obligatoria). Al tercer apercibimiento eras expulsado del centro.
Cuando llegaron los exámenes de Junio, creo recordar que suspendí matemáticas y física. Tengo un muy mal recuerdo de estos profesores, tanto a nivel humano como profesional. Como ser humano yo también tenía mucho que mejorar (y ahora también, aunque algo menos), y de todas formas nunca fuí un gran estudiante, así que supongo que los tres formábamos un interesante tríangulo de mediocridad. Durante mi posterior carrera, ni matemáticas ni física me dieron mayores problemas, y sin embargo con ellos no había forma de llegar al nivel 🙁
En lugar de Informática hice ingeniería mecánica. Básicamente porque tenía basparatante salida profesional. Las matemáticas y la física me gustan (aunque no soy especialmente talentoso en estas materias). Durante la carrera, a menudo que van pasando los años, vas estudiando cosas más específicas, y pasé muuuuuuuucho tiempo estudiando rodamientos, que me resultaban apabullantemente aburridos. Alguién me preguntó una vez ¿No te gusta lo que estudias?. Yo pensé en un rodamiento y luego pensé «a quién le puede gustar esta mierda».
Terminé la carrera en 4 años. Nunca busqué trabajo de ingeniero. No me gustaba. Estuve un año zozobrando, hasta que mi padre me habló de un foro de empleo que había en Asturias en el que podría dejar mi curriculum. Me comentó que vendrían empresas de informática que buscaban gente aunque no tuviesen experiencia. Nuevamente, mi padre me puso en el buen camino.
Eché varios curriculms y me llamaron dos empresas. Así fue como empecé a trabajar en Coritel, una enorme consultora con sede en Madrid. Me mudé allí. Yo pensaba que Coritel era una mierda hasta que me fuí de allí y empecé a trabajar en otras empresas. Resulta que Coritel no era una mierda. Coritel molaba.
Yo no encajaba en el ambiente de programación para banca y seguros. Creo que casi nadie encaja, pero ganas un sueldo que probablemente irá creciendo con los años y te permite tener una familia y todas esas cosas que occidente ama. Mi autoestima iba bajando en picado, no me gustaba lo que hacía 8 horas al día. Me gustaba la informática, había conseguido un trabajo como programador pese a no haber estudiado informática. Esto debería ser el fin del camino… y era una mierda.
Estuve así un año. Pasé por varias empresas, buscando un sitio que nunca encontré. Cuando llegaba a casa estudiaba la parte de la informática que sí me gustaba. En el trabajo desarrollaba la parte de la informática que aborrecía. Me sentía bastante idiota por no usar mi ocio en hacer cosas más divertidas que estudiar, pero vivía sólo en Madrid, no tenía muchos amigos y estudiar era lo mejor que podía hacer; si alguna vez lograba salir de aquella carrera de ratas sería estudiando o comiéndole los huevos al gerente. Estudié.
Un día, mi jefa me llamó por teléfono. «Después de terminar de trabajar, pásate por nuestras oficinas». Pensé que me iba a echar. Estaba esperanzado de que me echasen. Yo no tenía valor para dejar un trabajo de mierda, pero si me echaban, ya no era necesario tener valor. Me echaron. Mi jefa parecía apenada por mí. Yo estaba feliz. La vida había tomado por mí una decisión que yo no me atrevía a tomar.
Como hacía tiempo que estaba mal agusto en la empresa, había echado bastantes curriculums. Dos días después de que me echasen me llamaron para dar clases en la concejalía de juventud de las Rozas. A partir de ahí, todo cambió.
Me gustaba dar clase. Guardo muy buen recuerdo de los cursos que impartía en las Rozas. Esto era muy absurdo. En mi trabajo anterior, yo era un paria. Yo no había cambiado, pero en mi nuevo contexto me sentía valioso. Me sentía útil y ganaba más que antes. El domingo yo tenía ganas de ir a trabajar el lunes, y sin embargo, ahora ganaba más dinero. Pensaba que cuanto más duro era el trabajo, mayor la recompensa. Mi trabajo no era duro. Era maravilloso. No entendía nada.
No había muchos cursos, así que cada vez que me preguntaban si yo podía dar un curso de algo, yo decía que sí. Luego ya me buscaría la vida. Estuve así unos cinco años. No dejé de buscar y trabajé en varios centros formativos. No hacía mucho más que trabajar y formarme. Además, desde el primer día de clase, hace ahora unos doce años, comencé a elaborar el material didáctico que ahora teneis en la web.
Me vine a Barcelona. Vuelta a empezar de cero. Sabía mucho más que cuando llegué a Madrid, pero nadie me conocía, gastaba bastante dinero en formarme, apenas tenía ingresos y la cuenta no siempre salía. Tanto durante mi etapa en Madrid como en Barcelona, mis padres me ayudaron varias veces. Por un lado, esto me jodía!. Quería valerme por mi mismo.
¿Cómo me formé?. Me he inscrito en muchos cursos, he comprado muchos libros, he seguido infinidad de videotutoriales, he pagado muchas clases particulares y he aceptado retos que estaban ligeramente por encima de mis posiblidades. He salido «aceptablemente victorioso» de las suficientes batallas como para ir progresando y en este punto del camino todavía creo que puedo ir mucho más allá. Incluso cuando pensaba que era un paria que se quedaría para siempre atrapado en un trabajo que no le gustaba, llegaba a casa y me ponía a estudiar. Estoy satisfecho con como me van las cosas profesionalmente (satisfecho, pero quiero más!). Podía haber trabajado más duro y ahora sería mejor profesional. Podía haber tomado mejores decisiones y ahora me iría mejor. Creo que esa es la clave; trabajar duro, tomar las decisiones correctas y un componente importante (aunque no decisivo) de en que contexto nacemos y con qué cualidades contamos.